martes, 6 de julio de 2010

El amor tambien evoluciona




La evolución del amor


Ya estamos viviendo el último minuto anterior al nuevo ciclo planetario. Como a todo cambio lo precede un caos. Dentro de este caos estamos entrando en la oscuridad más profunda imitando a la naturaleza y lo que ocurre en la noche antes de la salida del sol.
Se ha hablado mucho sobre este momento, se han predicho muchas historias, desde la antigüedad por diferentes profetas hasta hace muy poco tiempo. Hoy, los que estamos aquí, tenemos el privilegio de estar presenciando ese cambio tan hablado del que mucho se ha temido y también del que mucho se espera como la promesa de mejores tiempos.
Se que puede ser algo escabroso transitar por el caos, e incluso, aunque no nos afectara directamente, puede ser doloroso ver alguno de sus procesos. Pero no debemos asustarnos, y en cambio debemos estar internamente preparados y firmes para sacar de este tiempo el mejor provecho en beneficio de nosotros, de nuestra evolución, y de la evolución del conjunto. No importa cuanto tiempo nos quede y hasta cuando veremos este proceso, pero sí la calidad de lo que aprenderemos y viviremos en él y de lo que dejaremos de aporte a los que seguirán después de nosotros.
En este sitio vamos a referirnos, principalmente al amor, que no es poco, y en cambio podría decirse que es el motor principal de la humanidad.
El amor ha sido lo que viene moviendo al mundo y por lo que hemos sido creados. Bien o mal, con errores lógicos de un aprendiz, el amor en sus distintas formas, desde el más egoísta hasta el más sublime, ha sido siempre el motivador de todo lo que viene sucediendo en la humanidad. Las palabras siempre van a resultar escasas para poder expresar cuanto abarca este sentimiento.
Comenzaremos describiéndolo en las formas más conocidas hasta hoy.

Primero hablaremos de Eros: Representa el sentimiento egoísta relacionado con el propio placer. Podemos encontrarlo en el niño pequeño cuando las primeras manifestaciones de este sentimiento se relacionan con el objeto que le brinda satisfacción y la persona que se lo aporta, en primer lugar su mamá.
Es también la clase de amor adolescente, que comienza con el despertar sexual, y se dirige también hacia el objeto que le produce placer, ocurriendo en estas etapas que de algún modo las personas que nos provocan estos sentimientos, aunque no conscientemente se convierte para nosotros en objetos de necesidad. Por lo tanto la actitud hacia ese objeto-persona suele ser básicamente egoísta, y su duración e intensidad va directamente relacionado con el placer obtenido.
Es también la fase del amor erótica de las parejas. Esto no quiere decir que este amor no pueda relacionarse con otro tipo de amor o trascender a otro tipo de amor más alto. No dejamos de querer a nuestra madre porque ya no nos alimenta, pero de alguna forma, en el amor que perdura en el tiempo, puede seguir el sentimiento egoísta de recibir.
Este amor se ve trascendido cuando además de recibir queremos corresponder a las otras personas y podríamos acá hablar del amor filial denominado: Fileos.
Es el amor que sentimos por nuestros parientes cercanos, padres e hijos, hermanos, etc. No deja de ser ciertamente egoísta ya que en esta clase de amor tenemos incluido el apego, es decir un sentimiento de posesión, en el cual, además de dar, esperamos ser correspondidos de determinada manera según nuestras necesidades personales y muchas veces no estamos pensando en la real necesidad del otro sino que las adaptamos a nuestras necesidades. Esto también suele ocurrir en las parejas.
Como vemos estas son las clases de amor más comunes con las que se maneja la mayoría, y al estar empañadas de egoísmo producen en cualquier momento y en distintos niveles roces disgustos, reclamos, rencores, desacuerdos en general, resentimientos, etc. Aunque la mayoría no suelen darse cuenta e insisten en manejarse con esta forma de amor que aunque con muy buenas intensiones siempre terminan haciendo sentir mal a uno o a otros haciendo dependientes a las personas unas de otras, de manera enfermiza y coartando la libertad del ser.
Tenemos otra clase de amor denominado Storge que está entre este y el nivel que sigue. Se trata de la amistad, donde el afecto puede ser igual o mayor que el anterior, pero deja más en libertad a las personas. A los amigos generalmente se les exige menos que a los parientes, se cuenta y se esta para ellos cuando sea necesario, y normalmente no se está pendiente de la devolución; aunque de todas maneras esperamos cierta respuesta que si no la obtenemos en el momento preciso, nos hace sentir desilusionados o pensar que la amistad no es tanta. Esta clase de sentimiento suele ser también parte muchas veces de las relaciones familiares y de las parejas. Es algo más elevada que la anterior en el sentido de que se espera menos y se está más dispuesto a dar. Pero todas ellas juntas están lejos del sentimiento elevado del amor llamado: Ágape.
Hasta ahora se le llama así a la clase de amor puro y espiritual que se le prodiga a Dios o que se siente por el resto de los humanos cuando nos invade la compasión y solo queremos ayudar y dar a los demás sin importar si obtenemos una recompensa a cambio o tan siquiera un agradecimiento.
Pero como todo evoluciona y es imposible que el amor no trascienda junto con el todo, hoy nos vemos en una situación que da la impresión de que el amor estuviera involucionando en lugar de evolucionar, Esto se debe a que igual que en todo lo demás se necesita una revolución, una vuelta completa, antes del orden. A pesar de esto se percibe ya aun dentro de ese caos el principio del nuevo orden del amor. Vemos que la familias se desmoronan, que las parejas no duran juntas, y que el estilo de vida aparentemente va en detrimento de las relaciones afectivas. En este momento los cambios están ocurriendo cada vez más rápido. Son muchas las cosas que se están reordenando. Comenzando por cada uno y el reordenamiento personal que es sumamente necesario e imprescindible para poder reordenar todo lo demás.
Estamos aprendiendo a amarnos a nosotros mismos, a valorarnos como seres individuales a ubicarnos en este nuevo orden a ser más auténticos y completos, lo que hace que nos sintamos muchas veces incómodos con el entorno, con los viejos cánones que ya caducan, que por una parte sentimos que hay que dejar atrás, por otra aun nos cuesta hacerlo y todavía no tenemos claro del todo que es lo que queremos hacer y hacia donde vamos exactamente. Tal vez si tengamos clara la idea de algo general que queremos para nuestra vida, pero nos pueden faltar los elementos que necesitamos ya que aun no se ha asentado el tiempo.
Por esto es importante no desesperar, tratar de comprendernos, de comprender a los demás que están en el mismo caos que nosotros y concentrarnos en el amor desde nosotros mismos sin ofuscarnos tanto por como nos aman o si nos aman los demás.
El amor del nuevo tiempo es lo más parecido al denominado ágape pero no dirigido solo a Dios en el cielo, ni solo a los que necesitan compasión, sino a lo divino en los otros y en nosotros mismos. Los afectos en el nuevo tiempo deben de ser inegoístas más amplios, más espirituales. Se trata de un amor que permite y ayuda a evolucionar no de un amor que pide sino de un amor que da, que acompaña, que alimenta, que enaltece. Un amor así compartido por personas que sienten de la misma manera no necesitará de reclamos porque todos darán lo que tiene que dar.
Puede parecer hoy una utopía, pero muchas personas ya lo están sintiendo y manifestando. Tal vez no se vea en todo su esplendor porque solo se vera de esa manera cuando sean muchos los que lo sienten y lo practican. Pero esto no impide que el que hoy lo sienta lo pueda practicar y lo trate de transmitir, ya que esta es la manera en que se ira expandiendo esta forma de amor.
Es hermoso cuando alguien se encuentra a si mismo y puede comenzar a manifestar esta clase de sentimiento. Más hermoso aún cuando este alguien se encuentra con otro en esta misma situación y suman sus sentimientos para expandirlos hacia otros. Más maravilloso aún cuando comienzan a encontrarse unos a otros y así verificar que ya no son tan pocos los que comienzan a descubrir esta nueva clase de sentimiento.
Todas las separaciones, perdidas, angustias, resentimientos, soledades, los dolores antiguos del amor, y los que todavía están pasando por estos procesos están reaccionando sin saberlo a la influencia de este nuevo sentimiento. Ya no vale resignarse, quedarse con lo malo conocido por no atreverse a enfrentar los cambios.
Todos tenemos derecho a la evolución del amor. Vale la pena el esfuerzo de crear los cimientos para luego obtener la satisfacción de sentirnos en nuestro hogar.
Hoy más que nunca estamos caminando hacia el bello sueño del dulce hogar, del verdadero amor, del amor universal.

Caminemos juntos sin miedos y seguros de que nos espera un futuro mejor y que los próximos llegarán a un mundo mejor orientado y más avanzado.

Por fin haremos honor a la famosa frase: "Amaos los unos a los otros"
El amor lo es todo sin el seriamos seres peligrosos.

Escrito por Lourdes ( zilea)

1 comentario:

  1. Quiera Dios que desaparezcan tantos seres peligrosos que no desean cambiar la violencia por amor, megusta mucho tu pagina y su contenido, Norma

    ResponderEliminar