Padres e hijos

Hijos mandones – Síndrome del Emperador



Desde hace no mucho más de una década comenzaron a surgir en diferentes ciudades del mundo, niños que se erigieron como los jefes indiscutidos de la familia. Son quienes eligen qué se come, dónde se vacaciona, qué canal de televisión se ve, horarios para dormir y demás actividades de la familia. Amenazan, pegan, agreden psicológicamente a sus padres y parecen no haber desarrollado la empatía –habilidad para saber qué siente el otro- ni suelen experimentar las emociones morales como la compasión, amor o culpa.

Se trata de un fenómeno llamado “Síndrome del Emperador” donde los niños hacen de sus caprichos ley, y quien no obedezca, paga las consecuencias de sus agresiones y tortuosos berrinches. Es un tipo de violencia ejercida de los hijos hacia los padres, donde los niños aprenden a controlar a los adultos, logrando que obedezcan y cumplan sus exigencias. Estos niños tiranos son también llamados “pequeños dictadores” dado el poder que adquieren en el seno familiar. Estos niños son fáciles de reconocer pues se caracterizan por ser egocéntricos y poseer muy baja tolerancia a la frustración que no pasa inadvertida. No parecen haber aprendido a auto-controlarse –o auto-regular sus emociones- y saben a cabalidad los tiempos de los padres, a quienes fácilmente manipulan amenazándolos o esgrimiendo argumentos cambiantes.

Algunos investigadores destacan causas genéticas para este síndrome, sin embargo una postura menos reduccionista y más comprensiva de los cambios sociales recientes, señala que esto se debe a cambios a nivel familiar y de las sociedades. Por ejemplo, hoy todos somos testigos de que muchos padres no tienen el tiempo ni la firmeza necesaria para educar y poner límites a sus hijos. Las exigencias económicas obligan a ausentarlos de sus hogares, y estas ausencias arrojan padres culpógenos propensos a ceder y sobreproteger consintiendo a sus hijos. Además, se puede observar una carencia de hábitos familiares afectivos, perdiéndose el contacto corporal como el jugar y cachorear con los hijos, donde demasiadas pantallas disminuyen el contacto afectuoso entre seres queridos. A nivel social, en general, se abriga una actitud permisiva que fomenta el egocentrismo infantil. Quizá por miedo al autoritarismo padecido por muchos adultos, no nos permitimos ejercer la autoridad, autoridad que –distinta al autoritarismo- es sana y necesaria para el adecuado crecimiento de los niños. Por otro lado, la televisión institucionaliza una sociedad de consumo que legitima valores hedonistas y exigencias de pasarla bien y hacer lo que deseen en todo momento sin que nada ni nadie y mucho menos obligaciones se interpongan. Habilita las exigencias de tener el último modelo de lo que sea y privilegios excesivos, sin considerar responsabilidades ni tomar por valioso el comprometerse con metas que requieren un esfuerzo.

Padres dudosos les enseñan a sus hijos –erróneamente- que todos los límites son negociables, permitiéndoles “pulsear” en todo, mediante berrinches, agresiones físicas o la infalible artillería pesada de estos pequeños tiranos: declarar a viva voz que sus padres NO son buenos padres o amenazarlos con dejar de amarlos. Como si fuese poco, colapsa el sistema educativo, pues estos padres que cedieron toda autoridad, no pueden ser el aval de la autoridad del maestro –como siempre lo fueron- dejándolos desamparados en la tarea de enseñar y educar –lo que implica poner límites-. Más aun, recriminándoles cuando les enseñan a los pequeños alumnos lo que no deben hacer.

Con todo, cuando estos niños alcanzan la adolescencia, consideran descabellado obedecer a sus padres, maestros o respetar adultos mayores y lógico que les obedezcan a ellos. Así llegan hasta a agredir físicamente a sus padres. En efecto son numerosas las denuncias en comisarías por agresiones de hijos a padres. Las estadísticas demuestran que son las madres las principales víctimas de este síndrome y que el mismo pulula mayoritariamente en familias uniparentales.

Tanto desde la ingeniería como desde la psicología sabemos bien que el secreto está en invertir en buenos cimientos. Para tener niños, adolescentes y adultos sanos, debemos comenzar justo ahí, cuando todo comienza, en la primera infancia. Aunque pueda parecer difícil, es más simple y “económico” comenzar poniendo límites firmes, darles amor, permitirles que tengan frustraciones para que aprendan a tolerarlas, enseñarles a comprometerse y esforzarse en pos de sus metas. Los beneficios de los esfuerzos invertidos en esta etapa se cosecharán más tarde en la vida.

Los padres de hoy tienen mucho miedo a que los sus hijos les digan que son malos padres. Porque ellos mismos recriminaron a sus padres que no fueron buenos padres o que fueron muy malos con ellos. De ese modo, esclavos de sus palabras, hay algo que no se pueden permitir, y es justamente ser tildados de malos padres, pues estará la voz de la conciencia o de sus propios padres diciéndoles: “ vos tampoco sos un buen padre”. Es como una especie de pacto inconsciente hecho con ellos mismos.

LOS PADRES SON ESENCIALES
¿Qué debe hacer un padre?

Esté presente. Sea usted mismo.

por Marie Hartwell-Walker, D. Ed.


Los hombres parecen estar más confundidos que nunca sobre el papel de los padres en la vida de los niños. Por una parte, cada vez más padres se ausentan totalmente o durante períodos significativos. De acuerdo con el Censo de 2006, el 23% de los niños de menos de 18 años no vive con su padre biológico, y esa cifra está aumentando. Por otro lado, si busca el término "paternidad" en Internet encontrará decenas de sitios dedicados a enseñar, estimular y apoyar a los hombres para que se involucren más en la crianza de los hijos.

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Mientras tanto, muchas comedias de situación y dibujos animados de la TV continúan retratando a los padres como estúpidos o, en el mejor de los casos, como niños grandes con buenas intenciones pero mal orientados, para los cuales la esposa tiene que ser una madre.

Si una criatura de otro universo viera Los Simpsons, Todos aman a Raymond, Padre de familia, etc., se iría con una idea bastante distorsionada de cómo funcionan los hombres en los Estados Unidos.

En medio de toda esta confusión, existe un consenso cada vez mayor: los chicos necesitan a sus padres tanto como a sus madres.

Independientemente de si el padre vive con sus hijos, su participación activa en la crianza de esos niños resulta beneficiosa para todos. Los chicos se convierten en adultos más saludables. Los padres alcanzan una madurez más compleja y plena.

Las madres tienen un compañero confiable en la paternidad para compartir las responsabilidades y desafíos, así como las conquistas de la crianza.

¿Cómo se traduce esta idea de un "padre comprometido" en la vida cotidiana?

Los estudios actuales señalan las siguientes orientaciones prácticas como forma de ejercer una paternidad responsable.


• Asuma su responsabilidad. Una vez que usted se convierte en padre, será un padre para el resto de su vida. El conocimiento de la paternidad cambia a un hombre. Puede ser una fuente de orgullo y madurez o una fuente de vergüenza y arrepentimiento. Incluso si usted tiene buenas razones para no involucrarse activamente, el reconocimiento de su paternidad es el regalo mínimo que le puede ofrecer a su hijo. La paternidad ofrece muchos beneficios legales, psicológicos y financieros. Si desea estar presente en la vida de su hijo, esto también protege su derecho de pasar tiempo con el niño en caso de que se separe de la madre.

• Esté presente. En diversos estudios, los niños afirman continuamente que les gustaría pasar más tiempo con sus papás. Independientemente de que el padre comparta el hogar con los niños y con la madre, los chicos necesitan tiempo con su papá. Trabajar juntos en una tarea cualquiera o simplemente divertirse juntos puede ser tan significativo como asistir a eventos o tener aventuras. Los niños quieren conocer a sus padres. Y lo que es igualmente importante, quieren que sus padres los conozcan.

• Esté presente a lo largo de su infancia. No existe un período en la vida de un niño que no sea importante. Los estudios muestran que, incluso los niños pequeños, conocen y responden a sus padres de forma diferente al modo en que lo hacen con sus madres. El vínculo que usted crea con un bebé define la base para toda la vida. A medida que el niño crece, lo necesitará a usted de forma diferente, pero siempre lo necesitará. Los pequeños testarudos, los preescolares curiosos, los niños que crecen, los adolescentes irritables: cada edad y cada fase tiene sus desafíos y recompensas. Los niños cuyos padres les hacen saber que vale la pena el tiempo que pasan juntos y merecen la atención que les brindan son chicos que crecen fuertes y saludables. Los chicos y las chicas que crecen con la atención y la aprobación, tanto de sus mamás como de sus papás, tienden a tener más éxito en la vida.

• Responda a las necesidades de los niños, no a su relación con la madre. Independientemente de si se lleva bien con su novia o esposa (actual o ex), su relación con los niños es exactamente eso: su relación con los niños. Los niños necesitan previsibilidad. Necesitan cuidado. Necesitan una relación amorosa con usted. Necesitan cualquier tipo de apoyo financiero que usted les pueda brindar. Ninguna de estas cosas debe depender de sus desavenencias o peleas con la madre. Ninguna de estas cosas debe usarse como forma de ajustar cuentas con ella.

• Tenga una relación de respeto y gratitud con la madre. Es perfectamente posible ser un buen padre, tanto dentro como fuera del matrimonio. Independientemente de que usted y la madre de los niños puedan ser una pareja comprometida, pueden apoyarse entre sí como padres. Los niños crecen mejor cuando sus padres se tratan con respeto y aprecio. De esta forma, los niños no se sienten divididos entre las dos personas que aman.

• Realice su contribución financiera. Los niños necesitan que los alimenten, los vistan, los cuiden y les ofrezcan un techo. Los niños cuyos padres los mantienen viven mejor, se siente valorados y tienen una mejor relación con ambos padres. Necesitan el modelo de un hombre responsable que actúa de forma responsable. Así como necesitan que usted esté presente en sus vidas, independientemente de que viva o no con la madre, también necesitan que cumpla con sus obligaciones financieras de la mejor forma, dentro de sus posibilidades.

• Equilibre la disciplina y la diversión. Algunos papás cometen el error de aplicar apenas la disciplina. Los niños crecen con miedo de sus padres y son incapaces de ver al hombre que está por detrás de las reglas. En el camino opuesto, pero igualmente equivocados, están los padres que se concentran tanto en la diversión que se vuelven un niño más y les dejan siempre a las madres la carga de ser la "dura". Los niños necesitan tener padres que sepan cómo establecer límites firmes y razonables y cómo relajarse y pasarla bien. Ofrézcase a usted mismo y a los chicos la estabilidad que proviene de los límites claros y los buenos recuerdos que acompañan a los juegos.

• Sea un modelo de masculinidad adulta. Tanto los chicos como las chicas lo necesitan como modelo de lo que significa ser adulto y hombre. No se equivoque: los niños lo observan todo el tiempo. Ellos perciben cómo trata a los demás, cómo enfrenta el estrés y las frustraciones, cómo cumple con sus obligaciones y si se comporta con dignidad. Conscientemente o no, los chicos se volverán iguales a usted. Las chicas buscarán a un hombre que se le parezca bastante. Bríndeles una idea de masculinidad (y relaciones) de la que se pueda enorgullecer.

Más allá de estas consideraciones, existe poco acuerdo sobre cómo debe comportarse un "padre ideal".

Parece que no es importante (en términos de la salud mental de los niños) si los padres trabajan fuera de casa o se quedan en el hogar con los niños.

Tampoco parece ser importante qué tipo de trabajo tiene el papá o cuánto gana, siempre y cuando se esfuerce lo máximo posible.

Y no es importante el tipo de intereses y habilidades del padre, en la medida en que los comparta con sus hijos.

No. No parece importante si el padre es bastante afectivo físicamente o si su amor es menos expresivo, siempre y cuando los niños tengan la seguridad de cuánto le importan.

Lo que importa es que los padres estén comprometidos con sus niños y se relacionen con ellos a lo largo del tiempo. Cuando los padres asumen esa responsabilidad seriamente, sus niños tienen más probabilidades de tener éxito y los padres de no tener motivos de arrepentimiento.
© 2008
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La espiritualidad garantiza la felicidad de los niños

La religiosidad y el dinero, en cambio, no los hacen más felices


La espiritualidad ayuda a que los niños sean más felices, señalan los resultados de un estudio realizado con más de 760 niños de colegios religiosos y públicos. La razón: la espiritualidad, considerada como un sistema interno de creencias, produce el sentimiento de vivir con un sentido, estimula la esperanza, refuerza las normas sociales positivas, y proporciona una red social de apoyo, todos ellos elementos que mejoran el bienestar personal. Estos resultados hacen pensar en la necesidad de estrategias destinadas a proporcionar a los niños una educación espiritual, a inculcarles actitudes hacia los demás como la amabilidad o el altruismo. Porque, en definitiva, la gente feliz es más tolerante, creativa y productiva, según los científicos. Por Yaiza Martínez.

La espiritualidad determina el grado de felicidad de los niños, señala un estudio realizado por los científicos Mark Holder, Ben Coleman y Judi Wallace, de la Universidad de Columbia , en Canadá, y cuyos resultados han aparecido publicados en la revista especializadaJournal of Happiness Studies . 

Los mismos resultados apuntaron, sin embargo, a que las prácticas religiosas (como ir a la iglesia, rezar o meditar) no influyen en el nivel de felicidad infantil. Una explicación posible para esta ausencia de relación podría ser que los padres, y no los niños, son los que determinan la frecuencia de estos hábitos, explican los investigadores. 

La espiritualidad podría describirse como el hecho de tener un sistema interior de creencias, mientras que la religiosidad es una actividad más organizada y externa, que puede estar basada en una iglesia, un libro, unas prácticas o rituales, etc. 


Aspectos personal y comunitario 

La investigación fue llevada a cabo en cuatro colegios públicos y dos privados (religiosos), con un total de 761 niños. A todos ellos se les sometió a seis cuestionarios distintos con los que se midieron los niveles de felicidad, espiritualidad y religiosidad de los pequeños, así como su temperamento natural. 

Los padres de los niños también participaron en las encuestas, informando sobre el grado de felicidad y el tipo de temperamento de sus hijos. 

Aunque ya se habían realizado investigaciones acerca de la relación entre felicidad y espiritualidad y religiosidad en adultos y adolescentes, esta misma relación no había sido nunca bien estudiada en niños. 

Según explican los científicos en su artículo original , los participantes seleccionados para las pruebas tenían entre ocho y 12 años, porque es en estas edades cuando los niños son capaces ya de identificar y emplear sus emociones. 

El análisis de los datos de los cuestionarios reveló que los niños que afirmaban ser más espirituales eran más felices. 

En concreto, el aspecto personal (por ejemplo, el valorar la propia vida o sentir que ésta tiene sentido) y el aspecto comunitario (la calidad y profundidad de las relaciones interpersonales) de la espiritualidad de los niños fueron potentes pronosticadores de la felicidad de éstos. 

Altruismo y amabilidad 

La espiritualidad explicó de hecho el 27% de las diferencias en los niveles de felicidad de los niños. 

Por otro lado, el temperamento de los pequeños también fue un importante pronosticador de su felicidad. En particular, los niños más felices resultaron ser los más sociables y los menos tímidos. 

Pero, incluso sin tener en consideración el temperamento a la hora de medir el grado de felicidad de los participantes, la relación entre espiritualidad y felicidad siguió siendo importante.

La espiritualidad garantiza la felicidad de los niños
Según los autores, la investigación apunta a que el incremento del sentido personal podría ser un factor clave en la relación entre espiritualidad y felicidad en los niños.

Por eso, cualquier estrategia en esta dirección, como ayudarles a expresar amabilidad hacia otros, a ser altruistas o a practicar el voluntariado, les hará sentirse más felices.

El dinero no da la felicidad

Estos resultados coinciden con los de estudios similares realizados a adultos y adolescentes. Diversas investigaciones han demostrado que existe una relación positiva similar entre la espiritualidad o la religiosidad y la satisfacción vital, la felicidad o el bienestar.

Según explica Holder en un artículo  publicado anteriormente por la Universidad de Columbia, factores como el dinero contribuyen poco a la felicidad de los niños.

De hecho, señala el investigador, el dinero sólo explicaría el 1% de los sentimientos de felicidad de los pequeños, tanto si éstos estudian en colegios públicos como si lo hacen en colegios privados.

Es la espiritualidad, en cambio, la que produce el sentimiento de vivir con un sentido, estimula la esperanza, refuerza las normas sociales positivas, y proporciona una red social de apoyo, todos ellos elementos que mejoran el bienestar personal.

Aún quedan muchas cuestiones por explorar a este respecto, como la de cómo potenciar la felicidad de los niños aplicando esta nueva comprensión de lo que contribuye a que sean felices, pero los investigadores esperan que algún día haya actividades escolares que vayan en esta dirección. En definitiva, la gente feliz es más tolerante, creativa y productiva.

Yaiza Martínez

Los niños y la libertad

Alí Akbar Furútan



"Sabed que la personificación de la libertad y su símbolo es el animal. Lo que le conviene al hombre es sumisión a las restricciones que le protegerán de su propia ignorancia y le resguardarán del daño de los hacedores de maldad...La verdadera libertad consiste en la sumisión del hombre a Mis mandamientos, por poco que los conozcáis". 1
 
"... el mantener tales altas normas de conducta moral, no debe ser asociado o confundido con ninguna forma de ascetismo o de puritanismo excesivo y fanático. Las normas inculcadas por Bahá'u'lláh, no tratan bajo ninguna circunstancia de negar cualquier derecho o privilegio legítimo por obtener la mayor ventaja y beneficio de las múltiples felicidades, bellezas y placeres con las que el mundo ha sido tan abundantemente enriquecido por un Creador Todo Amoroso".2
 
Una de las más grandes calamidades que afligen a la humanidad en este tiempo, es la desenfrenada carrera hacia la excesiva libertad. El abandono de antiguos hábitos y costumbres es acompañado por una falta general de atención hacia las elevadas normas de conducta moral y las verdades espirituales, situación que ha generado innumerables problemas que en alguna medida afectan a todo el mundo. Un número considerable de personas se enorgullecen de estar a la vanguardia del cambio y no tienen restricciones, rehuyendo todo lo que está relacionado con el pasado.
Si examinara cuidadosamente las relaciones humanas de la sociedad como un todo, se encontrarían abundantes pruebas, tanto en el Oriente como en Occidente, de que las normas morales han sido en conjunto abandonadas y nada definido las ha reemplazado. En términos generales el código de comportamiento que observa un número cada vez mayor de personas se caracteriza por un excesivo apego a placeres triviales y usualmente mal dirigidos y a todo lo que ofrece satisfacción instantánea. Y la gente se aferra a tales excesos en el nombre de la libertad.
¿Puede alguien negar que los juegos de azar, el consumo excesivo de alcohol, los vicios sexuales, la afición a las drogas, la irreligiosidad, el deshonrar a los padres y muchas cosas similares están extendidas entre la gente de la tierra y que el campo de estas trasgresiones crece en tal medida, que es causa de gran preocupación entre los pensadores serios de la sociedad? El autor ha viajado por países de todos los continentes y ha evaluado de acuerdo a su propio conocimiento y comprensión las condiciones sociales que existen en muchas sociedades diferentes, y ha presenciado personalmente la influencia dañina que ejerce esta extraña "libertad". Siguiendo de cerca los pasos de los mayores, los púberes y los adolescentes dan rienda suelta a sus inclinaciones sensuales; en algunos casos este último grupo incluso ha sobrepasado a los otros. Parece casi increíble que, en algunos países, jóvenes estudiantes de ambos sexos han llegado a ser tan influidos por la sensualidad, que al comienzo de su vida y con sus propias manos se hayan despojado de sus capacidades y talentos innatos; sin embargo, así es.
Naturalmente, la rigidez indebida, la oposición a los requerimientos razonables de los niños y el impedirles que participen en una recreación sana y legítima, son muy dañinos; pero la libertad excesiva es tan perjudicial que su explicación no es tarea fácil. Es fundamental observar la moderación, ya que ambos extremos son censurables. Los niños no deberían ser privados de nada que sea necesario para su crecimiento y desarrollo físico y mental, ni tampoco debería permitírseles hacer todo lo que deseen, sin restricciones impuestas en la manera en que usan sus facultades intelectuales y físicas.
Si a raíz de las correrías y saltos, los juegos, las risas, la conversación e historias de sus niños, los padres se enojan y tratan de aquietarlos mediante la rudeza y un lenguaje grosero, impidiéndoles que actúen normalmente, están cometiendo un grave error. Los desventurados niños de tales familias son sometidos a un máximo de tensión nerviosa. No osan expresarse en presencia de sus padres; tienen siempre palpitaciones, son nerviosos, pálidos y tienen una postura lánguida como resultado de la presión interior causada por el miedo y el enojo y los gritos de sus padres y madres. Tales padres llegan al extremo de coactar la libertad de sus hijos causándoles sufrimientos e infelicidad.
En cuanto a los padres y madres que poco se preocupan de los asuntos de sus hijos, que han descartado totalmente las órdenes y las prohibiciones, que no preguntan a esos inexpertos jóvenes, que tanto necesitan de orientación, ¿dónde han estado?, ¿qué piensan hacer?, ¿por qué han llegado tarde a casa?, ¿por qué no hacen nada durante el día y luego tienen que permanecer hasta tarde para terminar sus tareas?, tales padres se han ido al extremo opuesto. La importancia de seguir los dictados de la moderación, al observar este punto educacional, no está de más enfatizarlo.

Las esquinas y los callejones

 
"Las alas que están enlodadas nunca pueden remontarse". 3
 
Uno de los tres factores que influyen en la conducta de los niños es el ambiente fuera del colegio y lejos de la familia donde los niños voluntariamente, renuentemente o por necesidad pasan parte de su vida.
Hay un área de este ambiente fuera del hogar que tiene siempre un efecto pernicioso en los niños desde el punto de vista educativo y no es nunca apropiado para su formación, y es el área que comprende las esquinas y los callejones. Los educadores no deberían adoptar nunca una actitud positiva o siquiera pasiva para con ese ambiente; deberían siempre advertir a los niños de sus extremadamente dañinos efectos.
Las razones son muchas. Primeramente, los transeúntes no siempre se guían por principios educacionales sólidos, y no toman en consideración aquellos importantes y necesarios aspectos que tanto afectan las costumbres de los jovencitos. Pueden decir cosas y expresar ideas que no son apropiadas para los niños y que han de tener un efecto negativo en ellos. En segundo lugar, vendedores callejeros no prestan la debida atención al decoro y si sus acciones y palabras no están en concordancia con normas aceptables de moralidad, serán dañinas para el carácter de los niños. En tercer lugar, delincuentes, haraganes o malévolos pueden hacer cosas que causen daño a las costumbres y psiquis de los niños. Y en cuarto lugar, los niños pueden encontrar algunos compañeros de juego de la misma edad que estén mal dirigidos y que pueden hablar o actuar de manera tal que constituyan un mal ejemplo para ellos.
Algunos estudiosos creen que todas las acciones están basadas en el esquema E-R (estímulo-reacción) es decir, que los seres humanos son afectados por los estímulos y reaccionan ante ellos. Estos estímulos pueden producir efectos buenos o malos en la gente. Como ejemplo directo, al sentir Ud. alegría interior y felicidad, el rostro se le ilumina; cuando Ud. entra en un jardín, ve bellas lilas y narcisos y escucha el melodioso canto de un ave. Pero si Ud. pasa por una zona destruida por la guerra y fétida, siente rechazo y es dominado por sentimientos de tristeza y melancolía.
Este esquema se puede aplicar también a los niños, y dado que ellos reaccionan a todos los estímulos y son afectados por todas las palabras y hechos, los callejones y las esquinas constituyen uno de los elementos negativos para su formación. Los aspectos dañinos de esas áreas son tantos, que no pueden ser enumerados adecuadamente. Puede ocurrir que los niños en su camino al colegio, o por alguna otra razón inevitable, no tengan alternativa y deban pasar por tales lugares. Sin embargo, estaremos seriamente errados si voluntariamente decidimos llevar a nuestros preciosos e inocentes hijos a este tipo de área innecesariamente, dejándolos libres y sin supervisión.
A menudo se ha observado que algunas madres envían a sus hijos afuera a fin de librarse de ellos "por algunos minutos". E incluso si el niño no desea hacerlo, la madre lo alienta para que lo haga diciéndole:
"¿Por qué no sales y juegas con otros niños?" o "¿Por qué no juegas en un rincón de la pieza, si tienes tanto lugar para hacerla?" Otras madres aunque no alienten a sus hijos para que salgan solos, les dan la libertad de elegir.
Los efectos dañinos que en los niños produce pasar el tiempo deambulando solos son demasiado numerosos para ser explicados detalladamente aquí. Sin embargo, resumiremos algunos de los efectos principales:
1. En los callejones y al juntarse en las esquinas los niños se exponen a influencias negativas y dañinas, que desde el punto de vista de la formación y la educación son insatisfactorias.
2. Se hacen compañeros de juego de otros que han sido privados de la guía de un educador, y cuyas costumbres y conductas no han sido corregidas. Al hacerse amigos de niños malcriados y de mala fama, son afectados por sus palabras y acciones. Para todos es clara la gran influencia que tienen los amigos y compañeros.
3. Cuando los niños desarrollan el hábito de pasar el tiempo en las esquinas y gustar de los "placeres de la vida libre", donde no hay nadie que les de órdenes y vigile sus acciones y comportamiento, poco a poco se desligan del hogar e incluso de la escuela, los que (según ellos) están repletos de dificultades, presiones, restricciones, órdenes y prohibiciones. Siempre estarán pensando en rehuir la orientación de sus padres y educadores.
4. Al estar en la calle su salud puede menoscabarse grandemente. En resumen, las horas que un niño pasa en la calle lejos de la guía y vigilancia de sus educadores y padres, ya sea para recrearse o pasar el tiempo, son muy peligrosas tanto para su cuerpo como para su psiquis. Los padres (y en especial las madres) no deberían permitirlo, y nunca deberían conducir con sus propias manos a sus hijos por ese camino, que es verdaderamente letal desde el punto de vista educacional. Naturalmente las madres no deberían alterarse y enfadarse fácilmente, sino que deberían tener paciencia y tolerancia, y permanecer imperturbables, ya que sin paciencia y tolerancia una madre no puede salir adelante con el sagrado deber de cuidar a sus hijos.
La madre impaciente que deja solos a sus hijos puede compararse al capitán de un barco que abandona su puesto en medio del océano dejando que los pasajeros se enfrenten con el peligro.
Para evitar que el niño desarrolle resentimiento contra el ambiente hogareño y sólo quiera pasar el tiempo en la calle, la madre no debería impedirle moverse y jugar (en la medida en que ello es natural e instintivo en el niño), lo que a menudo es calificado erróneamente como "travesuras". Asimismo la madre no debería ofender a sus hijos con injustificadas órdenes y prohibiciones, ni debería dirigirse a ellos con lenguaje duro. Y ella debería estar consciente de que sólo una estatua puede permanecer inmóvil y quieta en un rincón, ya que si el niño (en quien Dios ha insuflado la vida y cuyas facultades físicas y mentales están en desarrollo) es apático y lerdo, ello es signo de que está enfermo. En la medida de sus posibilidades la madre debería proveer a sus hijos de juguetes adecuados para su distracción y hacer que se ocupen en alguna cosa para que no se pongan a "hacer travesuras".
 

La elección de buenos compañeros

 
"La asociación con los impíos aumenta la tristeza, en tanto que la compañía de los justos limpia de herrumbre el corazón ".4
 
La asociación con los malhechores perturba el alma, cansa el cuerpo y gradualmente rebaja al hombre desde una elevada posición al más profundo abismo, como el ángel en el poema de Sa'dí, cuyas aspiraciones espirituales son transformadas en deseos diabólicos por la asociación con un demonio:
Si un ángel anda con un demonio
aprenderá el terror, la traición y la maña.
 
Por otra parte, la amistad con personas buenas ilumina el corazón, eleva el alma, ennoblece el carácter del hombre y protege la luz de la lámpara de su corazón contra los vientos de la vana fantasía y el deseo.
Ésta es la razón por la cual las Manifestaciones de Dios han advertido a los hombres severamente que no se junten con los malvados y les han ordenado buscar la compañía de los justos.
El motivo de esta introducción es subrayar un aspecto educacional: la mayor causa de corrupción moral entre los púberes y los adolescentes es su asociación con los malos amigos, que gradualmente los desvían del recto sendero de la conducta virtuosa, los distraen de la escuela y de los estudios y finalmente los llevan a tal desgracia que uno no puede más que verter lágrimas de pesar por su condición.
Por mucho que Uds., los padres, observen los aspectos de la formación en el hogar y protejan a sus hijos de la maldad, tan pronto como sus niños busquen la asociación con malos amigos en la calle o en el colegio, sus esfuerzos serán anulados, y llegará el día en que Uds. verán que todo lo que han tejido pacientemente en casa habrá sido deshecho por otros. Su deber más importante como padres es, por lo tanto, estar siempre vigilantes en cuanto a con quienes se asocian sus hijos fuera de la familia. No se contenten con saber que los niños están bajo su supervisión en casa, sino que, mas bien, dediquen parte de su tiempo, aunque ello exija dejar de hacer otras cosas no esenciales, a la tarea de averiguar quiénes son los amigos de sus hijos; tan pronto como noten que es necesaria una orientación, traten de encontrar una solución ya sea basándose en su propia experiencia, sabiduría e intuición paterna, o consultando a expertos. Tengan presente la edad de los niños y el tipo de problemas en cuestión. No escatimen esfuerzos, ya que un minuto de negligencia, producirá mil veces más dificultades.
Cuando se presente la ocasión propicia, hay que aconsejar a los niños, guiarlos y hacerles entender las consecuencias perniciosas que resultan de la asociación con amigos inconvenientes. También puede incluirse a las autoridades escolares en el debate, y si es necesario, se puede tratar de encontrar a los compañeros que causan problemas y pedirles que dejen de juntarse con sus hijos.
En resumen, uno debe utilizar todos los medios que disponga para abordar esta dificultad. Al igual que una enfermedad física ataca el cuerpo humano causándole dolor o, incluso, llevando a la persona afectada a la muerte, también puede uno de los cientos de enfermedades espirituales atacar al espíritu humano, empujando a la persona afectada hacia la muerte espiritual. Cuando alguien tiene una enfermedad contagiosa como un resfrío o tuberculosis, Ud. no permite a sus hijos que se acerquen a él; ¿Cómo entonces es posible que les permita juntarse con personas en quienes son evidentes los signos de la decadencia moral, poniendo en peligro las almas de sus seres queridos?
 

El Alcohol

 
"Beber vino está prohibido de acuerdo con el texto del Libro Más Sagrado; puesto que es éste la causa de enfermedades crónicas, debilita los nervios y consume la mente".5
"¡Intoxicaos con el vino del amor a Dios y no con aquel que adormece vuestras mentes, oh vosotras, que Lo adoráis!". 6
 
Los educadores y eruditos en todo el mundo, tanto del pasado como del presente, han dedicado todo su tiempo y atención a evaluar el daño resultante del consumo de bebidas alcohólicas y el efecto especialmente perjudicial que tiene el alcohol en el desarrollo de los niños. Los siguientes puntos resumen sus conclusiones:
1.- El alcohol es un veneno mortal para las personas y una espantosa calamidad para la sociedad. No sólo amenaza con la ruina a aquellos que son aficionados a él, sino que también atormenta a sus inocentes hijos con interminables dificultades y la promesa de un futuro incierto. La ingestión de alcohol produce un efecto de envenenamiento en los seres humanos, al cual la gente llama "borrachera". Este veneno paraliza el sistema nervioso, haciéndoles perder el control sobre las palabras y las acciones. El discernimiento y la resolución se debilitan inevitablemente; si la persona se emborracha habitualmente, ocurren trastornos mentales y nerviosos, entre los que está la dipsomanía, el síndrome de Korsakoff y polineuritis. Al beber en forma continuada se desarrolla una enfermedad en la que se experimentan alucinaciones; la persona afectada se imagina que ve extrañas criaturas y oye voces aterrorizantes, sus sentidos son perturbados, sus manos tiemblan, habla incoherentemente y la fuerza de su corazón se debilita. Después de pasar de tres a cinco días en ese estado, cae en un largo y profundo sueño. Después de la crisis, las palpitaciones del corazón, y la inflamación de los pulmones y riñones pueden acompañarle hasta el resto de su vida.
2.- El efecto tóxico del alcohol es tan intenso que en algunos países europeos mueren prematuramente alrededor de seis mil personas en promedio cada año a causa de la ingestión continua de alcohol, dejando a sus desdichados hijos sin cuidado y quizás privándolos de todas las dádivas materiales y espirituales.
3.- Cuando el sostén de la familia es aficionado al alcohol, parte de sus ingresos son designados a su afición. Esto inevitablemente restringe la apropiada alimentación de los hijos y produce un efecto insatisfactorio en su crecimiento.
4.- En las familias donde los padres se embriagan periódicamente, éstos desechan la cortesía y toda apariencia de dignidad en el estado de embriaguez, y con toda seguridad cometen acciones y expresan palabras en presencia de sus hijos, que borran su sentido de la vergüenza. Al suceder eso a menudo, los niños comienzan a considerar los hechos repulsivos y las palabras desagradables como algo normal ya que sus ojos y oídos se acostumbran a ellos. Si adoptan los hábitos de sus padres, sin duda llegarán a ser moralmente tan corruptos, que sus nombres no tendrán ninguna significación en el pergamino de la humanidad.
5.- El alcoholismo es causa de la aparición de niños enfermizos y débiles, físicamente defectuosos y mentalmente imperfectos. Sesenta y seis niños de cien cuyos padres o madres son aficionados al alcohol, tienen memoria de corto alcance, son menos inteligentes que los niños normales y les cuesta estudiar. Un total del 17% tienen audición y habla defectuosas y el 17% tienen músculos débiles. En general, los alcohólicos no producen niños completamente sanos.
6.- En familias donde un padre borracho arma un escándalo o hace un alboroto, los niños, que tanto necesitan el descanso y la tranquilidad, son privados del sueño; sus nervios se debilitan por el miedo y la conmoción.
7.- Los niños que periódicamente ven a sus padres en estado de ebriedad rehuyen sus hogares y desprecian a sus padres mirándolos con desdén. Se acostumbran a considerar a su familia como el punto focal de la malevolencia y depravación. Al buscar amigos pueden llegar a asociarse con personas de mala reputación y caer al final bajo la influencia de los elementos más corruptos y bestiales de la sociedad.
8.- Los niños de tales padres son siempre puestos en vergüenza y deshonrados ante sus compañeros. También experimentan inmenso pesar, tristeza y aflicción.
9.- Los datos siguientes, recopilados por especialistas, sirven para recalcar el efecto dañino que en los niños produce el alcohol:
 
Grupo A: Niños que han consumido alcohol.
 
42% tuvo un progreso rápido y considerable en el colegio.
49% era de término medio.
9% tenía mal rendimiento.
 
Grupo B: Niños que ocasionalmente consumían alcohol.
 
34% tenía rendimiento bueno.
56% era de término medio.
0% rendía poco.
 
Grupo C: Niños que consumían alcohol diariamente.
 
27% tenía buen rendimiento en el colegio.
56% era de término medio.
15% era incapaz de estudiar en absoluto.
 
Una comparación de estas cifras muestra que aún si una pequeña cantidad de alcohol es consumida por los niños diariamente, sus facultades mentales se deterioran notablemente y, como resultado de ello, sin merecerlo, serán privados de adquirir conocimiento y perfecciones. Si nunca toman alcohol, el 42% de los niños continúa sus estudios exitosamente, pero basta con que una pizca de veneno entre en sus cuerpos diariamente, para que la cifra baje al 27%.
10.- Se llevaron a cabo tests para evaluar la fortaleza física de 515 niños y 554 niñas que corrientemente consumían alcohol. Sólo 65 niños y 87 niñas lograron mostrar buenos resultados. Los restantes 450 niños y 467 niñas mostraron deficiencias.
11.- Algunos padres que han recibido información errónea sostienen que el vino y la cerveza fortalecen a sus hijos. Van contra las inclinaciones naturales de sus hijos y les dan bebidas alcohólicas. Como se ha mencionado previamente, el alcohol es una forma de veneno que al entrar en el cuerpo humano reduce su capacidad de defensa contra la enfermedad, haciéndolo sumamente susceptible a enfermedades que afectan al hígado, los riñones, los pulmones y el corazón. En los niños, que son por naturaleza delicados, el sistema nervioso, en particular, es afectado adversamente. El alcohol, además destruye gradualmente sus talentos dados por Dios, y los vuelven irritables, rudos, y débiles de voluntad, y lo que es más grave, sus mentes se debilitan a tal punto que a menudo parecen estúpidos.
Ahora que hemos visto desde el punto de vista moral, social y económico hasta dónde es dañino el alcohol y qué clase de amenaza representa para la existencia misma de nuestros hijos -quienes han de asumir el lugar de madre y padre y prestar servicio a la sociedad- deberíamos tratar seriamente de hacer desaparecer este peligroso hábito. Los padres que estiman a sus hijos como a su propia vida, sufriendo dificultades y privaciones en aras de su comodidad y bienestar y no deseando ver que les suceda ninguna desgracia, deberían evitar completamente el alcohol, tanto por la felicidad y honor de la sociedad, como para que puedan criar a niños saludables vigorosos e inteligentes que se distingan de los demás. Nuestros prometedores jóvenes están por supuesto incluidos en estas consideraciones, y ellos también deberían decidirse a evitar este repugnante hábito.
 

El cine y la televisión

 
"...una vida casta y santa, con sus consecuencias de modestia, pureza, templanza, decencia, y limpieza de mente, supone el ejercicio de la moderación en todo lo tocante a vestimenta, lenguaje, diversiones y toda ocupación artística y literaria." 7
 
Desde que se inventaron los tipos móviles y la imprenta, ningún invento ha prestado mayor servicio en esparcir el conocimiento que las películas, y ningún medio ha sido tan efectivo en traer a luz información sobre las áreas deshabitadas y remotas de la tierra. No cabe duda que los nombres de los hermanos Lumiére (dos químicos franceses que en el año 1895 registraron esta importante invención) deberían ser recordados con respeto. El cine puede ser considerado no sólo como uno de los mejores medios de entretenimiento, sino también como uno de los mejores métodos para explicar los acontecimientos históricos, los temas científicos o la geografía, y para representar perspectivas civiles y sociales. En los países desarrollados, los educadores utilizan bastante los filmes de televisión, video y cine, y han notado, al usar películas para fines educacionales, que los niños las miran con gran fervor y avidez. He aquí algunas estadísticas recopiladas antes de producirse el efecto de la televisión, que indican el grado de atracción que existe entre los niños y las "películas".
En Inglaterra, en la ciudad de Liverpool, 13.000 escolares iban diariamente al cine, en tanto que en Edimburgo, Escocia, cada niño de escuela iba como término medio dos veces a la semana; en Nueva York, 10.000 niños iban diariamente. En algunas ciudades de Alemania el 75% de todos los niños iban al cine 20 veces en el curso del año. Desde que fueron recopiladas estas estadísticas la televisión en esos países se ha convertido en una parte aceptada de la vida del niño, creciendo notablemente la cantidad de tiempo que éste pasa frente al televisor. Los padres sufren una tentación irresistible de usar la televisión como niñera, y para el niño la televisión puede transformarse casi en una afición. No sólo es atraído por ella, sino que siente que no puede perderse un programa que sus amigos van a ver.
Por una parte, el cine y la televisión son beneficiosos en la educación. Por otro lado, si a los niños se les deja elegir solos las películas, fácilmente pueden traspasar los límites de la moderación y ver películas que son dañinas en lugar de educacionales. Muchos eruditos y otras personas inteligentes han llamado la atención de los padres hacia la necesidad de proteger a los hijos contra los efectos dañinos de las películas de bajo nivel moral. Los puntos siguientes resumen resultados aplicables también a la televisión.
1.- Los niños van a menudo al cine ya sea solos o acompañados por un amigo, y la selección de la película depende de su propio criterio. Si los padres no controlan esa elección, los niños escogerán películas que son completamente dañinas a su espíritu y costumbres y no estarán protegidos de los efectos indeseables de esas películas.
En un cuestionario para niños sobre el tema, el Dr. Langenberg hace constar los siguientes resultados: 653 niños iban al cine solos; 256, con amigos; 190, con hermanos; 14, con hermanas; 12, con ambos padres; 10, con su padre; y uno con su madre. Es decir de una muestra aleatoria de 1136 niños, sólo 23 veían películas acompañados por uno de los padres o ambos.
2.- Al quedarse solos los niños pasan horas en el cine viendo a menudo la misma película dos o incluso tres veces. Por supuesto, el estar sentado un largo período de tiempo en ambientes mal ventilados es dañino para la salud. Para aclarar el tema, las siguientes cifras muestran los períodos de tiempo ininterrumpidos que pasaron niños de una clase típica: 3 pasaron una hora, 2 pasaron hora y media, 2 pasaron 2 horas, 6 pasaron dos horas y media, 4 pasaron 3 horas, 3 pasaron tres horas y media, 9 pasaron cuatro horas y 2 pasaron cuatro horas y media, 7 pasaron cinco horas y media, 3 pasaron seis horas, 1 pasó siete horas y 1 pasó ocho horas. ¡De 43 escolares elegidos al azar, la mayoría se quedó en el cine durante más de cuatro horas!
Con mucha frecuencia los niños prefieren películas sobre detectives, espionaje, ladrones, amor, crímenes, robos armados, etc.; en tanto que no les motiva ver mayormente películas morales y educacionales. El Dr. Stembuber quien estudió lo que ocurre cuando nadie vigila las películas que elige el niño dejándolo ejercer su preferencia natural por películas "emocionantes", llegó a las siguientes conclusiones:
a) Este tipo de películas induce a la superficialidad: el niño no se acostumbra a la complejidad y profundidad de los acontecimientos reales.
b) Al llegar a estar bajo la fuerte influencia de la conducta y de las acciones de otros, se debilita su propio poder de creatividad.
c) En las películas predominan la mentira y el secreto, y se acostumbra a las distracciones sin sentido.
d) Su nivel de comprensión disminuye, y se vuelve deficiente en sus poderes de percepción y lógica.
e) Al ver frecuentemente películas que son inmorales (en el más amplio sentido de la palabra), su sentido moral se debilita y se siente inclinado a cometer acciones inmorales.
f) Poco a poco se destruye su salud, se le daña la visión, se le debilitan los nervios y comienza a padecer diversas enfermedades respiratorias.
Muchos investigadores creen que las películas inmorales son un peligro público y social, porque representan acciones corruptas e indecentes como algo normal. En consecuencia, los niños y adolescentes (que aún están bajo la influencia de los instintos animales, y aún los cimientos de la educación moral están por ser reforzados) ven a menudo a los malhechores como los héroes de la historia, porque son por lo general aplaudidos por el público a causa de sus aventuras temerarias. Como las acciones del héroe imponen respeto y dejan maravillado al público, los inocentes niños comienzan a mirar la corrupción como algo bueno y abrigan en sus impresionables mentes la esperanza de llegar a ser como el héroe. Está claro que tal ejemplo erróneo aparta al niño de la excelencia moral y las virtudes humanas. Tales películas a menudo llevan a los adolescentes a cometer robos, violencia, desviación de la castidad y desobediencia a las leyes civiles.
Plas, en su amplio trabajo sobre los niños y la cinematografía, observó que los niños que acaban de entrar en la etapa de la madurez y cuyo interés sexual ha comenzado a funcionar, pueden fácilmente sumergirse en el pantano de la corrupción por asistir frecuentemente a películas románticas o pornográficas, que son contrarias a las normas de moralidad; tales películas son producidas con el único fin de ganar dinero, satisfaciendo las inclinaciones animales de gente lasciva y caprichosa. Tales películas deben, por lo tanto, ser consideradas como veneno letal para los adolescentes.
Es por esta razón que las normas se han puesto como guía para la asistencia de niños al cine. Se han producido películas exclusivas para niños, las cuales toman en cuenta los requerimientos de diferentes grupos de edad. Se recomienda a los padres observar los reglamentos que han sido establecidos por las autoridades y aplicar los mismos principios a los programas de televisión que permita ver a sus hijos.
Dado que los niños no deberían ser privados de los beneficios de ver películas, las que, después de todo, son una invención útil, los padres deberían cerciorarse de que sus hijos van al cine o ven televisión en ocasiones adecuadas, y al mismo tiempo protegerlos de los riesgos. Para lograr esto, es fundamental prestar la mayor atención posible a las siguientes sugerencias:
1.- Antes de llevar a los niños al cine, obtenga una descripción confiable de las escenas de la película. Si es posible, vea primero la película y luego, si está convencido que no producirá daño, trate de acompañar a sus hijos cuando la vean. Al evaluar la película debe tenerse presente que los gustos de los padres no son la norma, toda vez que una película que para usted es inofensiva, puede por las razones ya mencionadas ser dañina para sus hijos.
2.- Guardar moderación: no suponer que toda tarde libre debería ser destinada automáticamente para ver televisión o ir al cine. Un paseo al aire libre es para los niños más vigorizante que estar sentados en locales mal ventilados.
3.- No lleve a los niños más pequeños a ver películas; ellos ni disfrutan viéndolas, ni comprenden nada de ellas. El estar en el teatro los pone inquietos, ya que sus únicos efectos son privarlos de aire puro y coartar su descanso.
4.- Al comprar las entradas y elegir asiento, tome en cuenta posibles anormalidades de la vista de los niños. Esto significa que los niños cortos de vista deberían sentarse más cerca de la pantalla que los niños hipermétropes, de modo que sus ojos no deban esforzarse innecesariamente.
5.- En la medida que sea posible evite enviar a los niños sin compañía al cine.
6.- No permita que sus niños permanezcan en el cine durante muchas horas viendo una misma película dos o tres veces seguidas.
7.- Aproveche al máximo las películas entretenidas que no son dañinas para los niños, al igual que los filmes científicos, históricos y geográficos.
En cuanto a los adolescentes, que son perfectamente capaces de distinguir entre lo bueno y lo malo, sin necesitar de las instrucciones o prohibiciones de los demás, ellos, por su propia voluntad, al igual que cuando evitan los narcóticos y el alcohol, deberían, por determinación y completa comprensión, evitar ver películas perturbadoras, que son dañinas a su temperamento, costumbres y bienestar psicológico. Este importante tema, si es puesto en práctica, traerá una influencia beneficiosa en su futuro.
 

La importancia de libros adecuados para los niños

 
"Cuidad al máximo de darles elevados ideales y metas, a fin de que cuando lleguen a la mayoría de edad, viertan sus rayos como brillantes candelas sobre el mundo y no se contaminen con los deseos y las pasiones a la manera de los animales, descuidados e inconscientes, sino que en lugar de ello pongan su corazón en el logro de honor sempiterno y la adquisición de todas las excelencias de la humanidad".8
 
Rara vez se presta suficiente atención a la calidad de la lectura que cae en manos de nuestros hijos. A los niños se les deja generalmente en absoluta libertad para elegir los libros y revistas que desean. Dado que la importancia de este tema es rara vez reconocida, los padres, a menudo no se preocupan de supervisar a sus hijos en esta materia. De esta manera debido a la negligencia de los padres por un lado, y a la influencia de los amigos por el otro, y también por su curiosidad e inclinaciones infantiles, los niños leen casi todo lo que cae en sus manos, sin distinguir entre lo bueno y lo malo.
Las dañinas consecuencias de tal libertad son, por supuesto, claras para toda madre y todo padre perspicaces. Es opinión del autor que al igual que los padres se preocupan de la dieta de sus hijos, cuidando que no les de indigestión por comer cosas indebidas, también deberían preocuparse, y en un grado aún mayor, del desarrollo de las facultades mentales de sus hijos, atentos a que nada dañino caiga en su poder y les cause una "indigestión espiritual". Ya que si algo tóxico llega a la mente, su perniciosa influencia será mayor que el efecto que producen en el cuerpo comidas inadecuadas.
Las revistas y diarios generalmente llegan a todos los hogares y son leídos por todos los adultos de la casa. Al quedar tirados, los niños preadolescentes y adolescentes también los leen. Desafortunadamente, muchos de los temas de las revistas son románticos, y en ellos el héroe o la heroína de la historia es un hombre o una mujer por profesión enamorado o enamorada. Algunos escritores abusan de su arte haciendo imprimir cosas que tienen el efecto de estimular los instintos sexuales de los jóvenes. Si se permite que la lectura de las historias continúe sin trabas, el lector caerá víctima de muchas debilidades mentales y nerviosas.
Describiré brevemente algunos de los efectos dañinos que la lectura de historias de amor tiene en los niños y niñas adolescentes y púberes, y luego presentaré varios métodos recomendados por los especialistas, a fin de que los padres impidan a sus hijos leer tal material.
1.- Al pasar su tiempo leyendo historietas de amor, los niños en maduración, son privados de libros dignos de leerse, ya sean literarios, o científicos, o incluso textos escolares. Tales historias han sido preparadas atractivamente en un estilo de ensoñación y naturalmente a los adolescentes les gustan. Como resultado de ello, gran parte del tiempo que debería destinarse a la adquisición de conocimiento y perfecciones humanas se pierde. Estos niños son como un viajero descuidado que ha dejado caer su bolsa llena de monedas de oro: los dracmas y dinares se han desparramado en el suelo, y cuando se da cuenta de lo ocurrido, ya es demasiado tarde.
2.- Las historias de amor y de romance son para los jóvenes un medio de escape del mundo real, que hace que el ave de su alma aletee continuamente sobre el horizonte de la fantasía y la imaginación, como una persona profundamente dormida que tiene dulces sueños, los cuales difieren grandemente de la vida real. Tales historias afectan a los adolescentes como los venenos del jugo de cáñamo y del opio, que destruyen las facultades interiores de la percepción y hacen que la persona que las padece, vague por un mundo imaginario totalmente alejado de la realidad. Si los adolescentes continúan leyendo tales libros y se excluyen de los fenómenos reales de la vida, dedicando su energía a vagabundear por un mundo de fantasía se transforman en miembros paralizados de la sociedad. El siguiente ejemplo servirá para clarificar este aspecto:
Un niño o niña en los primeros años de su adolescencia lleva al colegio junto con sus textos un libro de historias, actualmente dignificado con el nombre de novelas. En lugar de escuchar lo que dice el profesor, desliza el libro, que considera atractivo, por debajo del borde del banco y lo lee furtivamente vagando por el poder de su imaginación a través del peculiar mundo de la historia, y embotando su mente con la sustancia narcótica que se halla escondida en las frases del libro. Al volver a casa se recuesta en la cama y con particular deleite continúa leyendo el libro en lugar de preparar sus tareas escolares. Está tan influenciado por sus escenas incitadoras, que sus opiniones sobre el mundo real se alteran como alguien que lo ve todo en tonalidad verde al llevar anteojos de ese color. Si la madre le pide hacer algo, esa interrupción en su cadena de "dulce imaginación" le molesta. O bien no hace caso, o hace sus cosas molesto y nervioso.
3.- Si los autores no han restringido su pluma, los adolescentes que leen sus historias experimentan una severa excitación de los nervios y sus tendencias sexuales comienzan a funcionar antes del tiempo apropiado de una manera que no es natural. Como resultado de ello son abrumados con hábitos censurables y dañinos tanto para su cuerpo como para su mente.
Si se mencionaran todos los efectos perniciosos de la lectura de historias románticas, esta presentación se alargaría demasiado. En aras de la brevedad no se añadirán más argumentos. A continuación se hace un resumen de algunos métodos para impedir la lectura de tales libros.
1.- Los padres y las madres deberían continuamente vigilar los libros que leen sus hijos. Desde un principio deberían los padres criar al niño de manera tal que por su propia voluntad muestre sus libros a sus padres y les consulte sobre lo que debiera leer. Si un libro inadecuado cae en las manos del niño, los padres deberían ser francos en decirle que la lectura de tal libro no es buena para él. Deberían educar al niño de modo que consulte con ellos, especialmente con la madre, y reciba gustosamente su guía en todas las materias, ya sean triviales o importantes, incluyendo su lectura.
2.- Con la mayor bondad y compasión los padres deberían asegurarse que el niño comprenda que, cuando quiera sacar un libro de la biblioteca o comprar revistas o libros, debe primero consultar a su madre y padre, y obtener sus opiniones, y si está claro que el libro es provechoso, puede leerlo; pero de otro modo debería dejarlo de lado.
3.- Los padres deberían observar los dictados de la sabiduría y no tener en sus casas revistas o diarios que contengan artículos inapropiados para los niños y adolescentes, o al menos no deberían tenerlos a disposición de ellos. De este modo, el niño será guardado en cierta medida de leer tales cosas.
4.- Cuando el tiempo es propicio y el niño adolescente está preparado para escuchar, los padres deben hacerle ver que, así como una comida pesada e inadecuada perturba el estómago, haciendo que el malestar se extienda por todas las partes del cuerpo, igualmente un mal libro agota el cerebro del lector, disminuye sus poderes de percepción y debilita y quebranta sus nervios. Al niño debería aconsejársele no leer cualquier libro sin evaluarlo primero, y la mejor manera de evaluarlo y de distinguir un libro bueno de uno dañino es discutiéndolo previamente con sus padres o con otra persona bien informada y favorablemente dispuesta.
Deseo volver a recalcar el hecho de que los padres deberían ayudar a sus hijos a elegir libros y revistas, e impedir, mediante palabras amables y consejos sabios, que lean cosas de mal gusto, inventadas por escritores que ponen en el papel todo lo que les viene en mente con el sólo fin de atraer la atención de los lectores. En la medida que sea posible, los padres deberían evitar llevar a casa material de lectura que sea inadecuado para los niños; mas bien deberían poner a su disposición libros y artículos beneficiosos.
En los dispensarios de farmacias puede usted haber notado que existe una sección con un signo que muestra una calavera y dos huesos cruzados, debajo de los cuales está escrita la palabra veneno. El farmacéutico separa las sustancias venenosas de los otros productos de modo de no dar algo tóxico por error a un cliente. Quizás si se tomaran precauciones similares con los libros y revistas inadecuados que llegan al hogar, los niños se darían cuenta del signo veneno y se mantendrían lejos de esas sustancias nocivas.

 

Este material ha sido extraído del libro del mismo autor “Madres, Padres e Hijos”, EBILA, 1ra. edición en español; traducido del inglés por Cheryl Ward y Conrad Popp, Buenos Aires 1989.
Nota del autor:
Este libro fue escrito a partir de mi experiencia como psicólogo infantil trabajando con niños y sus madres. Es una guía práctica para madres y padres, y no una presentación académica, aún cuando los académicos y los educadores puedan encontrar en él lo que les interese. Mi intención era ayudar a los padres en sus diarios esfuerzos por llevar a cabo la difícil tarea de educar a un niño.
Al escribir el libro, he usado ideas recogidas de estudios de las Escrituras Bahá'ís, de la Biblia, del Corán, de filósofos tales como Locke, Rousseau, Kant, Darwin y Spencer, y de educadores y psicólogos infantiles de nuestra propia época. No he enumerado todos los títulos, pero los padres que tengan interés podrán encontrar un cúmulo de información valiosa disponible en librerías y bibliotecas.
Originalmente escrito en persa, el libro ha sido editado para el lector occidental. Quisiera expresar mis sinceros agradecimientos a los traductores Katayoon y Robert Crerar, y a Mahnaz Aflatooni, quien tradujo los extractos de poesía persa. Quisiera también agradecer a tos correctores de prueba, Ginnie Busey, Steve Eddy, Rustom Sabit y Stephen Tomlin.